Primeras señales de alarma de la economía cubana en 2022

Elías Amor Bravo economista 

Falta poco más de un mes para que acabe este aciago 2022 y en todos los países, llega el momento en que los economistas empiezan a realizar las primeras estimaciones de lo ocurrido durante el ejercicio. 

En el caso de Cuba, esta tarea se encuentra condicionada por la abrumadora escasez de datos para el análisis de la coyuntura, lo que expuesto en términos concretos significa que tan solo están disponibles por meses la información del IPC y de los viajeros de turismo. 

Para el resto, se requiere aceptar plazos temporales superiores, el trimestre o el semestre, e incluso en la mayoría de los indicadores la producción estadística se aborda anualmente. Esto hace complicada la tarea de realizar el análisis de la economía y obliga a formular propuestas que, en muchos casos, adolecen del respaldo de los datos objetivos de la realidad.

En todo caso, y partiendo de informaciones ya conocidas y contrastadas, lo que parece evidente es que se reconoce que el crecimiento económico en Cuba ha ido descendiendo de forma notable durante el año. 

Las previsiones iniciales del plan de la economía habían establecido para este año un crecimiento del PIB del 4% que se mantuvo hasta hace unas pocas semanas, cuando las autoridades (en este caso, un directivo de la cámara de comercio) reconocieron en la inauguración de Fihav que el crecimiento del plan de la economía no era alcanzable, revisando la cifra a la mitad, 2%. 

Conviene recordar que este dato había sido incluido meses antes en un informe de previsiones de la CEPAL, en donde la economía cubana era de las que menor crecimiento iban a registrar en América Latina durante 2022 y apuntaba a un escenario más negativo aún en 2023 con un aumento inferior del 1,8%. El régimen, ante la evidencia de sus datos que rara vez da a conocer a los medios estatales, se veía obligado a reconocer que el crecimiento de la economía se reducía a la mitad, con el impacto que ello tiene en la mayoría de las actividades y sectores productivos.

¿De qué indicadores se vale el régimen comunista para aceptar su derrota en cuanto a la planificación del crecimiento económico? Hace unos días, la ONEI publicó la estadística “Venta de bienes y servicios minoristas enero a septiembre 2022” que incluye información relativa al comportamiento preliminar de algunos de los indicadores asociados a las ventas de bienes y servicios a la población, además de las ventas totales y de la producción nacional al mercado interno en CUP. Se podría interpretar como un indicador del gasto, del comportamiento de la demanda de consumo, que es en la mayoría de las economías, un potente indicador del comportamiento de las mismas.

La información se incluye en el Cuadro siguiente

Millones de pesos

Variación

 

2021

2022

Nominal (%)

Real (%)

Ventas totales de bienes y servicios

130.255,0

162.832,6

125,0

-8,9

    Comercio Minorista

70.187,0

78.371,6

111,7

-18,6

    Gastronomía

19.049,4

28.043,8

147,2

2,0

    Servicios

41.018,6

56.417,3

137,5

0,2

Estatal

127.958,3

159.918,3

125,0

-8,9

    Comercio Minorista

68.313,3

76.537,5

112,0

-18,4

    Gastronomía

18.841,8

27.197,2

144,3

0,0

    Servicios

40.803,2

56.183,5

137,7

0,3

No estatal

2.296,7

2.914,3

126,9

-7,5

   Comercio Minorista

1.873,8

1.834,0

97,9

-28,7

   Gastronomía

207,6

846,5

407,8

182,6

   Servicios

215,4

233,8

108,6

-20,9

Los datos revelan que en los primeros nueve meses de 2022 comparado con el mismo período del año anterior, las ventas totales de bienes y servicios alcanzaron un crecimiento nominal o corriente del 125% hasta quedar situadas en 163 mil millones de pesos. Otros conceptos de gasto aumentaron incluso más. La gastronomía un 47,2% y los servicios un 37,5%. Si se atiende al desglose entre el sector estatal y no estatal se observan diferencias significativas. El crecimiento más elevado tuvo lugar en la gastronomía del sector no estatal, un 307,8%.

Estos datos podrían estar indicando el comportamiento de una economía boyante, potente, con un fuerte aumento del gasto de consumo de las familias, lo que evidentemente no es el caso, si se atiende a los informes y las noticias del día a día de los cubanos. ¿Es que acaso la estadística no refleja adecuadamente la realidad? ¿Cuál es el problema que los datos económicos indican una cosa y la experiencia real otra?

El culpable de estas diferencias se encuentra en la tasa de inflación interanual hasta septiembre, un 37,24% y que en el concepto de gastronomía (hoteles y restaurantes) llegó a un 44,3%. La inflación, como si de un impuesto a los más pobres se tratase, erosiona las rentas nominales de trabajadores y pensionistas que cobran en pesos cubanos y reduce el crecimiento de las magnitudes nominales de la columna 3 del Cuadro, una vez que se deflactan. 

Esta corrección de los datos corrientes por la evolución de los precios, para obtener los datos reales o constantes, se hace porque reflejan de forma más adecuada el comportamiento de los indicadores de gasto y demanda. Cuando esta tarea se realiza, surgen los datos de la columna 4 del Cuadro que presentan notables diferencias con respecto a los valores nominales.

Para empezar, las ventas totales se tiñen de color rojo, un -8,9%, lo que indica una notable contracción de la demanda de gasto que explica la notable debilidad de la economía cubana a lo largo del año, que rompe con cualquier posible visión consumista, que ha obligado al régimen a olvidarse de la cifra del plan del 4% del PIB.

Las ventas en la gastronomía se deben deflactar por su correspondiente tasa de inflación interanual, y con ello, la variable real crece un modesto 2% que viene explicado por un estancamiento en la gastronomía estatal, 0% en tanto que la no estatal aumenta un 182,6%, pero su volumen 846 millones de pesos es insignificante y apenas representa el 3% de la estatal, 27.197,2 millones de pesos, una fracción tan reducida que apenas ejerce influencia en el total. Una vez más, el totalitarismo económico paga un alto precio. Si el régimen permitiera que toda la gastronomía fuera no estatal otro dato podía haberse obtenido.

Por último, las ventas de servicios, corregidas de la inflación media, solo aumentaron un 0,2% que en el caso de los no estatales registraron un descenso del -20,9% en el período objeto de análisis.

Estos datos, en particular, las ventas reales de bienes y servicios encienden las alarmas y se tienen que incorporar a los modelos de previsión de la economía en 2022. De no mejorar en el último trimestre del año, lo que parece poco probable, ya que la inflación tiende a aumentar, todo apunta a una intensa reducción del crecimiento de la economía desde el gasto y la demanda real, que previsiblemente será inferior al 2% actual, e incluso podría apuntar a un cierto período recesivo o de estancamiento. La caída real más intensa del gasto se produjo en el comercio minorista en pesos cubanos, -18,6% para el conjunto de la economía, -18,4% en el estatal y hasta un -28,7% en el no estatal. A lo largo de 2022, los cubanos han perdido casi un 20% de capacidad de compra en sus tiendas minoristas cuando pagan en pesos cubanos. La pobreza es un hecho real.

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