Las mipymes no son ángeles ni demonios, son mipymes (y III)

Elías Amor Bravo economista 

Hay una preocupación inaudita en el régimen castrista por la cifra de mipymes que se han creado en el curso de algo menos de dos años, y causa cierta alarma que lleguen a superar en número a las empresas estatales. Al margen de que estas estadísticas se tienen que cuestionar, ya que se ofrecen datos de mipymes creadas, pero no de aquellas que desaparecen, lo cierto es que, hay posiciones dentro del régimen, que consideran este hecho como un riesgo potencial para el modelo socialista cubano, asumiendo que se está llevando a cabo un proceso de privatización de la economía que, en la constitución de 2019, se definió como comunista o socialista. ¿Qué hay de verdad en todo esto?

Pues que cuando el río suena, agua lleva. El régimen castrista está alarmado e impresionado por la atención mediática a nivel internacional que despiertan las mipymes cubanas. Cualquier observador internacional contempla a las mipymes como el único espacio de libertad que produce aire fresco para el obsoleto sistema económico comunista y las necesidades no satisfechas de la población cubana. Y lo que es más importante aún, se observa una creciente distancia entre los objetivos de las mipymes y del régimen.

Por ese motivo, dirigentes del régimen han entrado en polémica directa con Estados Unidos, cuya embajada en La Habana se limitó a valorar, de forma positiva en redes sociales, el fenómeno de las mipymes cubanas. Algo que, por ejemplo, también realizó la Unión Europea durante la visita de Borrell, y que, incluso, el millonario amigo de Putin, Titov ha dado traslado a los dirigentes, en defensa de las mipymes, cada vez que visita la Isla.

Entonces, si hay algo que vale la pena salvar en la economía cubana y que despierta atención internacional, ¿Por qué los dirigentes comunistas están iracundos y se muestran violentos y críticos hacia las mipymes? Sus razones tendrán. Todas ellas oscuras y difíciles de justificar, pero que, en todo caso, responden a la necesidad obsesiva del régimen de ejercer su control sobre toda actividad económica interna. Y esta, la de las mipymes, parece que se está escapando a pasos agigantados.

En cualquier caso, las mipymes están avanzando en la economía cubana siguiendo un modelo legal que no se encuentra en otros países, y que sitúa al estado comunista como el origen del proceso y el elemento principal de control y vigilancia de estas entidades que se asumen “privadas”. Por ello, el régimen en un ejercicio de prepotencia, ahora quiere encadenar a las mipymes a las empresas estatales y está dando pasos para lograr este objetivo. No las quiere libres. Las mipymes deben estar sujetas al control estatal.

Mientras que, en otros países del mundo, las empresas pequeñas y medianas son mayoritarias en número, empleo o producción, en Cuba los datos oficiales indican que las mipymes suponen tan solo alrededor del 50% del total de las entidades productivas, sin contar las unidades presupuestadas de tratamiento especial, ni las empresas mixtas ni el trabajo por cuenta propia que contrata hasta 3 trabajadores o el negocio familiar).

Por otro lado, se estima que el conjunto de las formas de gestión no estatal aporta alrededor del 13,9% del PIB, aunque se piensa que este porcentaje podría ser incluso mayor, si bien, en realidad la economía estatal sigue siendo mayoritaria en Cuba y no hay planes para que ello cambie. Las autoridades insisten que constitución establece que los medios fundamentales de producción no pueden ser de propiedad privada y que la riqueza generada debe estar sometida a control, de modo que no existe plan alguno de privatización por medio de las mipymes. Y, en caso de que sea necesario, se despliega una campaña de propaganda contra las mipymes, acusándolas, falsamente, de la inflación o de especulación.

En el debate se han escuchado ciertas posiciones que vuelven a recuperar el debate ideológico, señalando que el socialismo no está reñido con la economía mixta, es decir, la existencia de diferentes formas de propiedad. Eso es cierto en el socialismo democrático, como el que existe en determinados países europeos, pero en Cuba es una falacia. La participación privada en el socialismo cubano es irrelevante, se mantiene en magnitudes reducidas y además se encuentra limitada por medio de la articulación con las entidades estatales. Los actores no estatales se encuentran sometidos por el estado comunista a las prioridades de la planificación central y ese escenario es el que genera distorsiones y fallos en el sistema. En concreto, obliga a las mipymes a desplegar una actividad burocrática excesiva que les impide centrarse en aquello para lo que nacieron, atender las necesidades de los consumidores.

El régimen se encuentra actualmente ante un reto difícil. Tiene que consolidar y justificar la tesis dominante de seis décadas, según la cual el progreso social es solo posible mediante el uso exclusivo de empresas estatales. La base del modelo comunista ideado por Fidel Castro ha entrado en crisis por la acumulación de anomalías que confirman que ha sido superado, pero los dirigentes comunistas no lo quieren reconocer. La privatización ni se atiende, y mucho menos, la creación de un marco jurídico estable, que respete los derechos de propiedad, tanto de los activos públicos como de empresas privadas.

Las experiencias de China o Vietnam dejan a Cuba en una soledad absoluta a nivel internacional, solo compartida por Corea del Norte. La apertura al sector no estatal en Cuba se produce de forma restrictiva, a cuentagotas, con numerosas trabas y limitaciones y ahora se quiere que las mipymes se sometan a la dirección de la economía estatal. Los actores privados que se lancen a esta piscina sin agua pueden acabar teniendo muchos problemas. En cambio, el régimen no tiene inconveniente en crear mipymes estatales o mixtas para la subcontratación de determinadas tareas o funciones, y este proceso puede generar igualmente distorsiones.

La cuestión que subyace a todo esto es que existen serias dudas sobre la capacidad del régimen comunista cubano para liderar, diseñar y coordinar el desarrollo económico del país, y dejar que las mipymes puedan desplegar sus proyectos sin injerencias e intromisiones. La integración y cooperación entre los diferentes actores, estatales y privados, se basa en un principio de preeminencia del estado, que se encuentra establecido en la constitución de 2019. Por ese motivo, no resulta fácil vislumbrar un escenario para la economía cubana como el de China o Vietnam, ambos países con un sector privado potente que ha servido para elevar la calidad de vida de su población, salvo que se produzca una reforma constitucional previa que elimine los obstáculos que frenan este proceso. 

El régimen tiene que revisar en profundidad la gobernanza de las mipymes porque presenta numerosas diferencias con otros países que la invalidan. No son ángeles ni demonios, son  solo mipymes.

 

Comentarios

  1. Ellos llevan la ley q esto no es una propiedad de consumo como lo dijo Fidel en un discurso poreso ellos lo

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