Salvar a Suchel a costa de las empresas privadas. Otra vía condenada al fracaso

Elías Amor Bravo economista

Si el modelo económico comunista fracasa en algo que es origen de muchos de los problemas que afectan a la población, no es en otra cosa que la relación entre todos los actores de la economía. Es un rasgo típico de las economías de planificación central, en las que la intervención estatal lejos de promover alianzas efectivas entre los distintos agentes, lleva a un sálvese quien pueda, basado en la descoordinación y la ausencia de referentes que, en el caso de la economía cubana, está provocando altos precios, falta de comida y de materia prima, lo que perjudica a todos los sectores económicos y sociales.

El encadenamiento productivo entre la empresa estatal socialista y las formas de gestión no estatal no funciona, a pesar de la insistencia de los dirigentes, y mientras siguen sin ser aprovechados los niveles de activos y medios de producción que se encuentran ociosos de la industria nacional o en la agricultura, los dirigentes andan dando vueltas a qué hacer, siempre dentro de la rigidez ideológica comunista que, insistimos, es inútil para lograr estos objetivos de más oferta de bienes y servicios a la población.

Un ejemplo referido en la prensa estatal es el Grupo Empresarial de la Industria Ligera (Gempil), perteneciente al Ministerio de Industrias, que con todas sus empresas, ha desarrollado un proyecto de alianzas estratégicas con los nuevos actores económicos.

El protagonista de la operación, al parecer, es la empresa Suchel que, por medio de una ronda de negocios con las formas de gestión no estatal, quiere que la relación con los nuevos actores económicos garantice "una adecuada transformación de las empresas del sistema, consolidando una mejor posición de los productos y servicios desarrollada recientemente". Ya me dirán lo que es esto. Suchel quiere seguir siendo líder industrial en los productos de aseo e higiene personal y de uso industrial, líder, de pies de barro.

Se pretende que los vínculos sirvan para lograr una producción cooperada con un impacto favorable en los precios, generación de empleos y sin interrupciones laborales que existen hoy por falta de financiamiento para la producción. Además se quiere que el encadenamiento productivo permita generar productos nuevos y agregarles valor a los que ya existen. Y todo esto y aquí viene el error que lo va a estropear todo, bajo el principio, al parecer inamovible de posicionar la empresa socialista como el actor principal de la economía nacional.

Alguien debería reconocer este grave error de concepto. Son además, demasiados objetivos los que se pretenden lograr, empezando por disminuir los componentes importados por parte de la industria, generar valor agregado a los productos, y lograr una correcta exportación y ofrecer mejor formación sobre la fabricación de productos de higiene, aseo y cosmética, servicios de fabricación de productos para lograr un máximo aprovechamiento de las capacidades instaladas en la industria, así como espacios disponibles en las instalaciones de Suchel con condiciones para el arrendamiento a las diferentes formas de gestión no estatal, y oferta de servicios de laboratorio y control de calidad. Pues bien, todo esto no se va a conseguir porque la vía elegida no es la correcta.

La prensa estatal reconoció que la mayoría de los actores económicos mostró interés en aspectos como la capacitación, la generación de conocimientos, el asesoramiento técnico y el control para lograr la certificación de los productos, considerando que ese encadenamiento productivo es de gran importancia.

¿Y qué quieren los actores económicos privados? En general, consideran que al actuar de manera separada, existen limitaciones por no disponer todos los medios tecnológicos y el conocimiento para estudios físico-químicos, microbiológicos, bacteriológicos, o para saber si ese producto cumple con las normas cubanas. Y entonces, ¿Qué sentido tiene poner los medios y el conocimiento en manos de la empresa estatal, que ha mostrado su absoluta ineficiencia?

En materia del servicio de arrendamiento de espacios, hay intentos para la comercialización de los productos de la industria en la plataforma de comercio electrónico elaborada por una entidad privada, que se realizan parte en moneda nacional y otra en moneda libremente convertible, de modo que se puedan ingresar divisas para el reaprovisionamiento de ambos negocios. Y entonces, ¿Qué impide que esta plataforma no sea gestionada directamente por quien la ha creado? ¿Por qué se tiene que poner a la empresa estatal como referencia?

El ministro Gil ha dicho en numerosas ocasiones que los actores económicos privados deben invertir para aprovechar las capacidades ociosas de la industria nacional. Y realmente, parece que lo están haciendo. Y de forma más eficiente que las empresas estatales. Sin embargo, el ministro de economía consideró muy negativo que las entidades privadas, “llenen el país de bienes finales importados, para venderlos a altos precios” y entonces, formula su propuesta alternativa, “debería invertirse en insumos y materia prima para producir en la Mayor de las Antillas, reducir costos y aumentar la oferta de bienes a la población a precios asequibles. Ese es el camino”.

Si el ministro cree que con los planes de encadenamiento de la Suchel van a lograr ese objetivo, es que es un perfecto ignorante de las reglas de funcionamiento de la economía empresarial en cualquier país del mundo. Los actores privados en Cuba van por un camino, por cierto, cada vez más próspero, y detrás va el régimen con las empresas estatales para intentar ganar dinero con sus paquidermos ineficientes que sirven de bien poco. Mal asunto. Con este tipo de rémoras y obligando al sector privado a tirar del lastre de ineficiencia comunista, no se hace que una economía sea más próspera. Deberían rectificar antes que sea tarde. Esta vía de la empresa estatal socialista, como centro de la economía, es una vía muerta.

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