¿Cuánto de próspera es Cuba en la actualidad?

Elías Amor Bravo economista

¿Es posible medir la prosperidad de las naciones? ¿Existe algún tipo de relación entre la prosperidad y otras variables económicas y sociales? ¿Cómo se puede medir objetivamente la prosperidad y llegar a realizar estudios comparativos entre los países?

Para dar respuesta a estas preguntas, el Índice de Prosperidad de Legatum[1] ha analizado las trayectorias de 167 países durante los últimos 16 años, analizando 12 pilares combinados con 300 indicadores. En este índice, la prosperidad es un concepto más amplio que el crecimiento económico, ya que requiere desarrollo político y social. Países como Dinamarca se sitúan continuamente a la cabeza de la clasificación del índice, gracias al correcto funcionamiento de sus instituciones liberales, mercados y sociedades abiertas, que permiten a los ciudadanos realizar su potencial, y, por tanto, prosperar. En cambio, el último país de la clasificación, Sudan del Sur da una idea de justo lo contrario.

Mientras que el logro de la prosperidad ha sido siempre una fuerza motriz en todos los países del mundo, ni es un derecho ni está garantizado. La posibilidad de alcanzar la prosperidad depende de la voluntad y la determinación de los líderes nacionales, pero igualmente de los ciudadanos. En concreto, para los responsables políticos implica tomar decisiones correctas para desarrollar una sociedad que funcione para todos al tiempo que se alcanza un consenso nacional.

Desde el punto de vista metodológico, el Índice Legatum de prosperidad se encuentra organizado, como otros indicadores sintéticos, en tres dominios principales: sociedad inclusiva, economía abierta y empoderamiento de la gente. Cada uno cuenta con cuatro pilares.

Los pilares que sostienen el primer dominio son la seguridad, la libertad personal, la gobernanza y el capital social. Los pilares que sostienen el segundo son: entorno para la inversión, condiciones empresariales, infraestructura y acceso a los mercados y calidad de la economía. Y los pilares del tercer dominio son: condiciones de vida, salud, educación y entorno natural. En total, 12 pilares sostienen los dominios del índice.

Finalmente, cada uno de los pilares se describe en términos de los elementos que (en número total de 67) sirven para realizar las valoraciones de los distintos componentes del índice y llegar a 300 indicadores. Por ejemplo, el pilar de seguridad está integrado por cinco elementos: guerra y conflicto civil, terrorismo, violencia y terror relacionado con la política, violencia criminal y delitos contra la propiedad.

Como ya se ha señalado, este índice se ha venido elaborando durante 16 años para un total de 167 países del mundo pertenecientes a 8 regiones que cubren el 99,5% de la población mundial. Las fuentes de información son 81 y colaboran 105 asesores especializados.

Los resultados principales del Índice en 2023 son los siguientes:

1.- Las necesidades básicas se satisfacen actualmente mejor que nunca.

2.- El potencial de los países menos prósperos del mundo no se logra actualmente.

3.- La debilidad fundamental de la economía global impacta en mayor medida sobre los países menos prósperos.

4.- Las democracias frágiles y el deterioro de las libertades civiles constituyen una tendencia global.

5.- El regreso a la realpolitik que afecta al orden internacional liberal, podría tener profundas repercusiones para la prosperidad.

6.- Los países más avanzados se comportan mejor, pero hay síntomas de malestar. 

Para este blog, el principal interés del índice Legatum es analizar el resultado que obtiene Cuba, que merece un análisis detallado.

La Isla ocupa el puesto 104 en 2023, claramente en el último cuarto de los países menos prósperos, y lo que es peor, después de haber descendido desde el puesto 98 en 2013. Quiere ello decir que Cuba no solo cotiza bajo en términos de prosperidad en 2023, sino que en el curso de la última década la prosperidad en Cuba ha ido en retroceso, cayendo seis puestos en la clasificación internacional.

Mal resultado sin paliativos. Comparada con los países de América Latina, la posición que ocupa Cuba es de las peores de la región. Por delante de la Isla, y mostrando un mayor índice de prosperidad, se encuentra Chile, que ocupa el puesto 36 del mundo, y es el primero de América Latina, y a continuación, 14 países: Uruguay, Costa Rica, Panamá, Argentina, Perú, Brasil, República Dominicana, México, Paraguay, Colombia, Ecuador, Belice, El Salvador y Guatemala. 

Todos ellos aventajan a Cuba en prosperidad. Por debajo de Cuba, tan solo se encuentran Honduras y Bolivia, con una puntuación similar, y en puestos inferiores, Bolivia, Nicaragua y en uno de los últimos, en concreto en el 145 del mundo, Venezuela que además es el país que ha experimentado un mayor deterioro del índice de prosperidad en la década 2013 a 2023.

¿De qué elementos del índice depende la puntuación de prosperidad que obtiene Cuba en este estudio?

La respuesta está en los pilares. Cuba cotiza francamente muy mal en el pilar de condiciones empresariales (ocupa el 159 de los 167 países del mundo) y en el de libertad personal, con 155 puntos. 

En los pilares de gobernanza y calidad de la economía ocupa el puesto 131, igualmente muy bajo. Y en el entorno para las inversiones, alcanza el puesto 116. En estos pilares, la valoración que obtiene Cuba es realmente negativa arrojándola a los lugares más bajos de la clasificación. Estos dos pilares se encuentran relacionados con los dominios de sociedad inclusiva y economía abierta. 

Pero luego, la Isla cotiza alto en pilares como salud, que la sitúan en el puesto 27. Además, en capital social ocupa el 33 y en educación el 55 todos en el dominio de empoderamiento de la población.

El índice de Cuba se mueve entre posiciones extremas de los pilares, como las citadas. Incluso subsisten algunas dudas técnicas. Por ejemplo, en el pilar de libertad personal Cuba obtiene una puntuación similar a la de Marruecos, lo que dista mucho de la realidad.

De igual modo, la valoración que se otorga a la Isla en el pilar de capital social parece excesiva, si se tienen en cuenta las características en las que se basa este concepto. De hecho, el pilar de capital social del índice mide la fortaleza de las relaciones personales y sociales, de las normas sociales, la participación cívica en el país o la tolerancia social, aspectos que una somera revisión de la situación que existe en la Isla impide otorgar una puntuación tan favorable como la que se asigna en el índice Legatum.

En todo caso, el índice es una materia prima interesante que, sin duda alguna, será objeto de revisión y valoración por parte de los analistas internacionales que, lo más probable, es que incorporen estos resultados en sus algoritmos de inversiones y relaciones económicas internacionales. La realidad de la prosperidad de Cuba se refleja bastante bien en este índice, a pesar de las cuestiones someras que se han advertido, y en todo caso, viene a confirmar el fracaso del régimen para poner en marcha políticas que ayuden a mejorar las condiciones de vida de la población.

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