La avicultura familiar: ineficiencia y fracaso a la vista
Elías Amor Bravo economista
Los dirigentes políticos de un país que anda presumiendo de derrochar solidaridad internacional, del paradigma “investigación, ciencia y tecnología” (la tesis doctoral de Díaz Canel) o de los “logros de la revolución”, ahora piden a sus ciudadanos que críen pollos y ganado en sus casas. Un artículo en la prensa estatal titulado “Avicultura familiar, ¿alternativa o necesidad?” explora estas cuestiones asombrosas.
En ningún país del mundo se da esta circunstancia de una avicultura familiar. Desde hace años, el cumplimiento de estrictas normas de sanidad pública y prevención de enfermedades ha llevado a los gobiernos a prohibir la cría doméstica de animales para consumo, salvo en lugares apartados de núcleos de población y preparados para ello.
Fidel Castro dio buen ejemplo de todo ello cuando en pleno período especial decidió repartir los pollitos de la avicultura estatal para que fueran criados en las casas, aduciendo que no tenía dinero para comprar pienso. Todo el mundo sabe cómo acabó aquel experimento.
Por medio de la iniciativa actual de "avicultura familiar", la urgente necesidad de producir huevos y carne de forma alternativa, sin tener que depender de la llegada del barco de pienso, ha llevado a los dirigentes a ensayar este enésimo experimento. Para empezar, le llaman “avicultura alternativa”, para diferenciar de la clásica cría doméstica de pollos, pero al final es lo mismo. Una actividad familiar para reducir el hambre y la escasez.
Las “explotaciones” son de reducidas dimensiones en cuanto al número de animales que se atienden, lo que acentúa su debilidad estructural, por lo que, en cualquier momento, pueden desaparecer. Por otra parte, el coste unitario de los insumos es mayor, porque aun cuando se tenga que alimentar menos cabezas, hay que hacerlo y la compra de menores cantidades de insumos obliga a pagar precios más altos. Estos negocios se encuentran bajo control estatal ya que están obligados a aportar productos a la cabecera municipal. De hecho, muchos de ellos arrancaron como proyectos de desarrollo local que se aprobaron para incentivar la cría de gallinas rústicas o semirústicas.
Al igual que sucede con otras formas no estatales, quienes se lanzan a esta piscina sin agua, deben enfrentarse a no pocas trabas e incertidumbres, todas ellas promovidas por el régimen para hacerles la vida imposible. Cuando no es por los insumos que se tienen que pagar en MLC, es con los innumerables permisos requeridos para cualquier tipo de mejoramiento, el alimento de las cabezas, pasando por las restricciones en la entrega de tierras, que se deben arrendar y pagar por ellas el tributo al estado comunista. Todo son obstáculos.
Es por ello, que estos “productores” se plantean objetivos de producción limitados, de huevos, leche, carne, etc. que, además, se encuentran sometidos a precios topados por las autoridades locales, que prohíben la venta libre a lo que denominan “precios abusivos que hoy tiene el vital alimento en el mercado informal”. Será cuestión de tiempo que los productores entiendan que ese no es el camino.
La conclusión es que este tipo de avicultura alternativa no es otra cosa que una opción de crianza familiar, complemento de otros ingresos, porque las ganancias obtenidas son reducidas en línea con las estipulaciones del estado para el control de la actividad privada. Una actividad que exige mucho trabajo y dedicación, acompañada de bajos ingresos, tiene fecha de vencimiento. Por mucha ilusión que se tenga en la misma, en realidad los números tienen que salir. Los comunistas cubanos han demostrado en 64 años que no tienen ni idea de rentabilidad y sostenibilidad de los negocios. Y con este tipo de iniciativas, van a dar otro salto en el vacío.
En la prensa estatal se dice que “el programa de desarrollo de la avicultura alternativa forma parte de las iniciativas que fomenta el país para lograr el autoabastecimiento territorial, la soberanía alimentaria y la educación nutricional”, objetivos encomiables pero que no se logran por esta vía. Para superar la escasez y el hambre, hay que aumentar la escala técnica de producción de las distintas explotaciones agropecuarias para lograr producir a los costes unitarios más bajos posibles que permitan lograr el máximo beneficio.
Pero es sabido que esto no es lo que pretenden las autoridades. De modo que va aumentando el número de pequeños productores dedicados a esta actividad, y ello puede suponer más oferta, pero obtenida a unos costes unitarios muy elevados, sin aprovechar la escala técnica, lo que es ineficiente. Para mejorar esa eficiencia habría que incrementar el tamaño de las explotaciones, producir a costes unitarios más bajos y vender a precios igualmente inferiores, y competitivos. Es decir, ganar tamaño, beneficios y acumular riqueza: lo que detestan los comunistas cubanos.
Los dirigentes se auto felicitan por la iniciativa y ofrecen cifras sin ton ni son con las que pretenden convencer a no se sabe bien quién. Los datos proyectados indican que se trata de un experimento más, que no va a resolver los problemas generales de falta de alimentación de la población, ni siquiera en zonas concretas del territorio. Los dirigentes defienden la relevancia de esta iniciativa de producir huevos, leche y carne de forma alternativa, sin tener que depender de la llegada del barco de pienso, “lo cual se corresponde con las complejidades que vive la economía cubana”.
En realidad, es el régimen quien crea las complejidades, enfocado en iniciativas que, lejos de resolver los problemas, los alargan y dificultan en grado extremo. Y ahora, con la nueva moda de llevar la administración y la economía a los territorios, el lío puede ser todavía mayor. Lo único que hay que hacer es esperar.
Lo que si hay que reconocer es lo "creativos" que son. Terminos nuevos a intentos fallidos probados anteriormente. Una y otra vez la piedra. Pero todo sin hacer grandes inversiones y asumir compromisos como estado, safandole el cuerpo a todo. Ya sucede con la agricultura donde el campesino produce hasta el 80 % de la producción agropecuaria, la gastronomia casi el 90 % es privada, el comercio esta regido por el mercado informal de medicamentos, alimentos, confecciones textiles etc, la pregunta es que asegura el estado?, acaso la respuesta sera la canasta miniscula alimentaria que solo cubre 4 o 5 dias del cubano aunque no totalmente.
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